SEXUALIDAD Y DIABETES


SEXUALIDAD Y DIABETES

Es un tema polémico y hasta hace bien poco tabú. Por ello está rodeado de oscurantismo y mitos falsos, así como vergüenza, falsos pudores y exaltaciones sobredimensionadas acerca del sexo. Hablar de sexo se creía que incitaba a su práctica, quien hablaba de él era un pervertido sexual y amoral, etc. LA SEXUALIDAD ES ALGO INHERENTE, UN COMPONENTE ESENCIAL DEL SER HUMANO Y UN ELEMENTO BÁSICO DE SU PERSONALIDAD. A pesar de esto, todavía existe gran desinformación sobre este tema.

Los hombres y mujeres diabéticos son desde el punto de vista de la sexualidad igual que las personas no diabéticas; es decir, con sus mismos deseos, intereses, anhelos, apetitos, sensaciones y frustraciones. Van a influir creencias religiosas, educación general y específica sobre el tema, vivencias previas, errores y mitos etc.

No hay que olvidar que hay una serie de elementos que van a condicionar en el diabético su comportamiento ante el sexo, como son la herencia, el embarazo y sus relaciones recíprocas con la diabetes, riesgos para el hijo, etc. que requieren una correcta información y desmitificación.

DIABETES Y REPRODUCCIÓN

Hace años, antes del descubrimiento de la insulina y en los comienzos de su utilización, era muy difícil que una diabética quedase embarazada, dado que al carecer de control la diabetes, la fertilidad disminuía mucho; y más aún, que en el extraño caso de que quedase embarazada consiguiera llevar a buen fin la gestación, bien por un elevado número de abortos, muertes fetales, recién nacidos macrosómicos que morían pronto por su fragilidad, bien por el riesgo de mortalidad y complicaciones maternas.

Actualmente, la insulina y los métodos de autocontrol, permiten la gestación en las diabéticas, así como el nacimiento de niños sanos y de peso normal con un mínimo riesgo.

No debemos olvidar que es imprescindible una planificación familiar del embarazo (trataremos este tema en el próximo número de esta revista) así como con un control riguroso de éste.

VIDA SEXUAL EN EL DIABÉTICO

Durante la relación sexual acontecen una serie de procesos físicos, destacando la erección en el hombre y la lubricación y tumefacción vaginal en la mujer, acompañados de elementos subjetivos en la excitación sexual. También se producen reacciones en un ámbito general orgánico, como aumento de la presión arterial y de las frecuencias cardíaca y respiratoria, vasodilatación cutánea, etc. En la fase final del orgasmo aparecen sensaciones y contracciones musculares incontraladas e involuntarias.

Por esto, durante la relación sexual participan tanto procesos corporales como psicológicos, y siempre de dos personas. En este ámbito, veremos que pueden aparecer problemas sexuales relacionados con lo físico (impotencia, vaginismo…), pero los más frecuentes son los psicológicos en relación con la aceptación y asunción de la diabetes por parte de ambos. Los problemas sexuales deben abordarse siempre en conjunto, con la pareja. Es necesario que la pareja de un diabético conozca que éste es diabético y que este hecho no significa de entrada ninguna limitación en su vida de relación ni sexual.

Como en cualquier otra faceta de la vida, es imprescindible un diálogo abierto y sincero entre ambos. Igual que se dialoga sobre cómo vamos a decorar la casa, a qué colegio llevaremos a los niños, etc., en la vida sexual debemos hablar con nuestra pareja sobre lo que nos gusta o no, lo que nos apetece y cuando nos apetece, los deseos, fantasías, etc. Así desaparecerían muchos de los problemas de la esfera sexual que se manifiestan físicamente en respuesta a conflictos psicológicos.

PROBLEMAS SEXUALES

1.- Enfermedades de transmisión sexual:

La persona diabética está expuesta como cualquiera a la posibilidad de adquirir este tipo de enfermedades, destacando por su especial gravedad el Sida, y por su frecuencia la candidiasis (una infección por hongos) genital. Hay que insistir en la higiene corporal general y local de los genitales. Se controla su transmisión utilizando medios anticonceptivos de los llamados de barrera: en concreto, el preservativo. Aún así, en caso de padecer una enfermedad de transmisión sexual, hay que hacer el tratamiento completo y siempre en pareja. El riesgo de contraer una infección hace empeorar el control glucémico; por tanto, hay que aumentar en estos casos los cuidados y ajustes de medicación.

2.- Disfunciones sexuales en el hombre:

  1. Impotencia generandi (para la reproducción): se consigue erección, pero los espermatozoides son escasos o de baja calidad. Se asocia a mal control de la diabetes. Puede ser una situación temporal, lo más frecuente, o bien definitiva, más rara y en personas mayores con poca repercusión en el ámbito sexual.
  2. Impotencia coeundi (para el coito): no se consigue erección satisfactoria, ya sea de escasa consistencia o de poca duración. La mayoría de las veces es transitoria, por preocupaciones, emociones, alcohol, drogas o fármacos, etc. Hay que distinguir entre origen psicógeno y orgánico. En el primer caso, la impotencia suele aparecer bruscamente, hay erecciones nocturnas, se puede conseguir la erección por masturbación y es reversible solucionando los conflictos que la provocan. El origen orgánico puede deberse a causas vasculares, por las que está dificultada la llegada de sangre al pene (a los cuerpos cavernosos, responsables de la erección), siendo más frecuente en varones por encima de los 50 años y a veces con otras complicaciones vasculares asociadas. También la neuropatía puede causar impotencia, si afecta a los nervios pudendos y sensitivos de los genitales. Es menos frecuente que la anterior, en varones más jóvenes con diabetes de larga evolución y regular control glucémico. El tratamiento médico más importante es el preventivo con un ajuste lo más estricto posible de la diabetes. Son coadyudantes en la impotencia establecida la implantación de diversos tipos de prótesis peneanas, las inyecciones intracavernosas de diversos fármacos, y últimamente parece esperanzador un fármaco oral, el silnedafilo, llamado comercialmente «Viagra».
  3. Alteraciones de la eyaculación: ya sea eyaculación precoz, ya sea eyaculación retrógrada, en la que el semen y los espermatozoides van hacia la vejiga de la orina en lugar de salir al exterior durante el orgasmo.
  4. Anorgasmia: la incapacidad para conseguir el orgasmo. Lo más frecuente es que se asocie a problemas psicológicos, aunque también puede aparecer en casos de neuropatía autonómica, en la que la sensibilidad está alterada.
  5. Sobre todo en el caso de la impotencia, pero también en los demás apartados, igual que en las personas no diabéticas, es importante descartar otros problemas, como otra enfermedad concomitante, alteraciones en el pene o en la función testicular y tratarlos su fuese preciso.

3.- Disfunciones sexuales en la mujer:

Hasta ahora, debido a los matices culturales de la sexualidad en la mujer, no se ha prestado atención apenas a los problemas que se podía plantear, y menos en el caso de la mujer diabética, pero también existen y se deben conocer.

  1. Dispareunia (coito doloroso o difícil): es debido a una escasa o lenta lubrificación vaginal, con lo que el coito es doloroso. Para evitarlo, es necesario invertir más tiempo en las fases previas de excitación para conseguir una adecuada lubrificación. A veces es debido a neuropatía sensitiva que afecta a los nervios pudendos.
  2. Vaginismo: se producen durante el coito contracciones vaginales dolorosas. Suele deberse la mayoría de las veces a incompleta lubrificación vaginal, aunque en escasas ocasiones la neuropatía vegetativa hace que la vagina sea excesivamente sensible y duela.
  3. Alteraciones en el apetito sexual (disminución de la líbido o frigidez): No son debidas a la diabetes en sí, sino más bien condicionadas por conflictos psicológicos, y en otros casos, bien por dispareunia o por vaginismo se acaba tomando aversión a la relación sexual por miedo al dolor. También existe disminución de la líbido en el hombre.
  4. Anorgasmia: puede ser consecuencia de los tres puntos anteriores, uniéndose una baja excitación junto con coitos dolorosos. A veces es debida a neuropatía autonómica en una minoría de los casos. De todas formas no siempre se consigue orgamos vaginales; a veces son más placenterois en algunas mujeres los orgasmos clitoridianos o con estimulación de otras partes de su cuerpo.
  5. Debo reseñar que la menopausia conlleva, debido a las alteraciones hormonales propias de ella, sequedad vulvar y vaginal, con menor lubrificación, que suele conducir si no se consulta al médico a dispareunia y rechazo a las relaciones sexuales. Hay distintos tratamientos sencillos para solucionarlo. En mujeres con tratamiento hormonal sustitutivo es poco frecuente, pues la acción hormonal está preservada con la medicación.
  6. Cuando se padece alguna infección vaginal, como la candidiasis, las relaciones coitales suelen ser molestas e incluso dolorosas, pero se resuelve el problema tratando la infección.
  7. Como en todas las mujeres hay que realizar las revisiones ginecológicas necesarias y exploraciones mamarias periódicamente, pues no están exentas de tener otras enfermedades ginecológicas.

PROBLEMAS PSICOLÓGICOS, SEXUALIDAD Y DIABETES

La mayoría de los problemas de la esfera sexual tienen su origen en aspectos psicológicos. De entrada el diagnóstico de la diabetes ya supone un fuerte impacto, que cuesta tiempo asumir y aceptar, junto con una fuerte carga de ansiedad y en algunos casos depresión asociadas. En estos momentos es difícil concentrarse y llegar a una sexualidad plena. La actitud de la pareja hacia el diabético o diabética influye sobremanera, debiendo ser comprensiva y dialogante e informándose adecuadamente en vez de obviar el tema.

En las mujeres jóvenes es posible encontrar miedo a embarazos no deseados, miedo a no ser capaz de conseguir una gestación buena, etc. siendo causa esto de numerosos conflictos de pareja.

No es desdeñable el hecho de que muchos diabéticos tienen una baja autoestima, con lo que se sienten francamente inseguros. Esta inseguridad llevada a la esfera de la sexualidad hace que surjan problemas por temor a no cumplir sus propias expectativas o las de su pareja.

Como en otras esferas de la vida, las tensiones laborales, problemas familiares, el paro, y otros muchos problemas pueden tener su repercusión indirecta sobre la vida sexual.

CONCLUSIONES

Las personas diabéticas son sexualmente iguales a las demás, y por lo tanto capaces de desarrollar una vida sexual plena y satisfactoria.

Sí hay circunstancias que pueden modificar su actitud ante el sexo, de índole psicológica, como pueden ser miedos, angustia, rechazo de la diabetes, falsas creencias, inseguridad, etc. Esto suele crear además problemas de relación, no sexual, con otras personas, laborales, etc. También pueden acontecer ciertos casos de problemas físicos ya comentados, generalmente asociados a la edad, larga evolución de la diabetes y mal control de ésta con la aparición de complicaciones crónicas que pueden dificultar la relación sexual.

Es necesario hablar sin temor ni vergüenza sobre estos temas para intentar encontrar la solución a los problemas que surjan. Hay que plantearlos abiertamente al médico para que los estudie. En la mayoría de los casos es suficiente con sencillos consejos y/o pequeñas modificaciones de conducta para la persona o para la pareja, a veces en terapia conjunta.

Muchas veces por cosas tan simples como la ignorancia, la ansiedad, los mitos o las dudas se puede ver alterada la relación, beneficiándose de conversaciones francas, abiertas y en confianza con su médico uy otros profesionales. En otras ocasiones pueden ser necesarios tratamientos hormonales o de otro pito, incluso a veces cirugía en casos concretos.

Hay que confiar en la pareja y en el médico, para dialogar sin trabas, hablar si rodeos y solucionar los problemas que podamos tener en este campo de la sexualidad y la vida en pareja como en los demás aspectos de la vida.